jueves, 28 de octubre de 2021

Claves sociobiológicas y disgenesia académica

Los santos no han sido seres deformes; casos para que los estudie un médico modernista. Fueron, son normales: de carne, como la tuya. —Y vencieron.(San Josemaría Escrivá, Camino, Santa Pureza, 133)


Hay en el corazón humano un gusto depravado por la igualdad que lleva a los débiles a querer rebajar a los fuertes a su nivel y que conduce a los hombres a preferir la igualdad en la servidumbre a la desigualdad en la libertad. (Alexis de Tocqueville)

Cuando para un incompetente profesor universitario los fallos en un examen —amañado— de una alumna se convierten en "una virtud" y no en un defecto, retrocedemos a un sistema dominado por la idiocracia, es decir, los peores y los idiotas al poder. Por el contrario, mediante el Síndrome de Procusto, los inferiores logran mantener su preeminencia sobre los naturalmente superiores conservando un inmerecido e injustificado estatus no adquirible en un sistema meritocrático objetivo. Esta "endogamia de los peores" representa un claro ejemplo de disgenesia social donde quienes poseen genotipos defectuosos logran imponerse recurriendo a una cooperación entre iguales y otros inferiores contaminando toda la estructura social.

Incapaces de prosperar en un sistema competitivo de auténtica preferencia evolutiva, quiebran el principio de selección natural para infectar el conjunto social con vectores que propagan sus mismas características genéticas deficientes estableciendo un círculo vicioso. De este modo terminan prevaleciendo los fenotipos anómalos que de manera engañosa son aceptados como correctos adoptando comportamientos miméticos que enmascaran su ineptitud funcional. El factor dominante que permite identificar esta depravada comunidad recae en un parasitismo multiplicativo y la depredación de los recursos, sin ningún tipo de beneficio para el ecosistema.

Como estrategia de defensa y supervivencia, estos parásitos suelen recurrir a falacias tales como la diversidad, la discriminación positiva, el relativismo y la apropiación de un espurio ideario progresista. Según estos sujetos, conviene tratar como igual a lo que es diferente, de manera que no hay lugar para el perfeccionamiento evolutivo en tanto que las características imperfectas, e incluso las más aberrantes, tienen igual cabida y hasta una prioritaria consideración. Se pretende con ello perpetuar un orden convergente encaminado a la aceptación de su propia incapacidad congénita que les impide contribuir en el desarrollo productivo.

El ser inferior —entiéndase como el sujeto que carece de valores éticos y morales— logra así que perduren artificialmente unos genes mórbidos que en un entorno natural serían suprimidos. Y es que por alguna extraña razón hasta el más idiota quiere perpetuar sus defectuosos genes. La reproducción de idiotas no encuentra límite, lo cual se representa con un algoritmo fractal en expansión constante. Ante su incapacidad para subsistir sin la colaboración de otros, necesitan la ayuda mutua o simbiosis para sobrevivir y multiplicarse, lo que explica la superioridad numérica de los individuos ineptos.

¿No crees que la igualdad, tal como la entienden, es sinónimo de injusticia? (San Josemaría Escrivá, Camino, Carácter, 46)