miércoles, 3 de septiembre de 2008

Luis Alberto Gárate Castro

Se confeccionan unos absurdos resúmenes al final del cuatrimestre, más o menos iguales, y ya sabemos quien se lleva la mejor nota a partir de la tercera semana de clase. Desde el primer día noto que este docente me hablaba en tono despectivo sin que hubiera tenido ningún desencuentro con él.

Al ser muy frecuentes sus injustificadas ausencias e inexistentes las tutorías, alguien dio aviso de una de esas faltas. Sin consulta alguna, ya se pueden imaginar a quién decidió acosar el doctor. Quien había bajado al decanato ese día era (...). Fue esta chica quien cumplió con el deber de dar parte. La chica hizo muy bien.

No quedándose aquí, se había acordado que estos resúmenes se realizarían en exposición oral, fijando un calendario. La jornada que me tocaba hacerlo no aparece nadie. Y para más muestra de la actitud del docente, me obliga a realizar un examen convencional escrito que nadie más tenía que hacer y, de no realizarlo, me "abriría un expediente", según la amenaza pública de este incompetente. Hay testigos de todos y cada uno de estos hechos, recordando que aporté un listado de los presentes a la Asesoría Jurídica de la Universidad de A Coruña para realizar cualquier comprobación sobre lo sucedido.

¿Serán así todas sus investigaciones sociales? Pues sí, en efecto, igual que su torpe averiguación. Luego, el antropólogo social me dice con engaño que ya me compensaría el próximo curso, y que contara con el aprobado en cualquier caso… ¿aprobado?, ¿antes de cualquier evaluación? Sí, eso NO es muy legal.

El mismo curso se había realizado la elección del Rector. El día siguiente al triunfo suspende la clase, cosa muy habitual, y nos invita a la cafetería a los escasos asistentes a clase. ¡Hombre!, pero si aparece el profesor (...)

Llegamos al tercer curso, 2004-2005. De nuevo comienza la clase mencionando lo del “chivatazo” por la ausencia del curso pasado. Igual tono despectivo y amenazas -todos presentes-. Al siguiente día cambia. Alguien debió advertirle para modificar la actitud en público.

Ahora es la elección al decanato y departamentos. El doctor hace campaña por Tasset Carmona, que no tiene oposición en las elecciones. Aun así, para cubrirse las espaldas decide ganarse la confianza de los delegados de estudiantes y les propone acompañarle en uno de sus viajes para iniciarse en las tareas de campo.

Lo que comenté a otros estudiantes se cumple, la máxima nota para las mismas alumnas. ¡Ojo! para justificar una matrícula de honor, los exámenes no deben presentar fallos ni tener déficits de contenido. Pues bien, al colgar las notas en el tablón añade un comentario de cada estudiante. Expone a la vista de todos -mira que es torpe- que Dª … obtiene una M.H. Mas señala que las respuestas agraciadas presentan la información de modo caótico, pero eso “puede ser un defecto o una virtud”. El comentario es verídico. Y lo de que me iba a compensar… como que ya no hacía falta disimular ahora que estaban en el decanato los suyos, ahora que tenía todo controlado, la delegación de estudiantes de su lado, y las testigos de lo que pasó el primer curso, incluida la del “chivatazo” con matrícula.

Sabiendo de mi proyecto de establecer en el campus un “Museo Sindical Europeo”, comenta el doctor Gárate Castro ante toda la clase: “mira, yo no tengo ni idea de patrimonio”, reconociendo que es un inútil en la materia. ¡Pero, señores de la Admón., que este señor imparte docencia en el doctorado de esta Universidad! Eso convierte el título en un auténtico FRAUDE.

En cuanto a la petición para cambiar la titularidad de la materia de “Patrimonio y Sociedad”, dada la evidente incompetencia del antropólogo social, responde nuestro decano “bueno, hay que reconocer su sinceridad [del antropólogo] y eso le honra” -verídico-.

El equipo de la delegación de estudiantes (con el singular mérito de unos expedientes realmente mediocres tirando a malos) y una de las favoritas del antropólogo social, acompañan al docente para la iniciación en trabajos de campo en ¿Cooperación y Desarrollo?. ¡Pero si este hombre dice en las conferencias y en el aula que eso es un fraude!; que las ONGs son mafiosas y “punta de lanza del capitalismo”. ¿Quién controla lo que realmente hizo allí?. Pues si alguien está pensando que soy de acusación fácil, le oriento que los asistentes a las conferencias suelen firmar acta de asistencia para que le sean concedidos los créditos por presencia; no invento acusaciones como ellos hacen.

¿Por qué razón solicitó al departamento de Humanidades un cambio en el contenido del próximo seminario? Por lo visto, cambió el tema del desarrollo y cooperación, que no debió ser tan exitoso, por el del “género”, concepto con el que está más acostumbrado a especular. Para trabajar en proyectos de cooperación y desarrollo se requiere de algo más que el uso de tres o cuatro conceptos abstractos y sin valor práctico, como la “semántica del espacio”, “la alteridad en la cooperación para el desarrollo”, o la conducta sexual de la comunidad. Estos proyectos requieren de trabajo real, aplicación de soluciones y análisis efectuados por verdaderos expertos en alguna disciplina operativa (medicina, ingeniería, economía, psicopedagogía, trabajo social, teología, etc.), no un grupo de estudiantes comprados que no querían ni hacer unas fotocopias para una ONG local cuando yo mismo les pedí que colaborasen. ¿Qué hicieron allí realmente?

Fingió una inexistente agresión de este alumno a su persona en febrero de 2005, por lo que mantengo la acusación de perjurio y presunta simulación de delito. Tan torpe fue este argumento que relató lo que había escuchado de su colega de latín (cuando me anuló el examen por traer el cuaderno de gramática) añadiendo ficciones para dramatizar la situación. Así pretendía ocultar anteriores actuaciones ilegales que, hasta ahora, parecen quedar impunes gracias a la red de apoyos con los que ha contado. Y además, ¿qué sabe el doctor de “cooperación y desarrollo”?. Como mucho, sabrá lo que podemos leer en el manual de kottak y algún libro más?. Su especialidad, según la monotemática orientación de sus clases, cuando las hay, es “sexo y género”, no cooperación y desarrollo; él detesta este tema, critica a las ONGs, las misiones humanitarias. Y encima, recibe financiación para sus “proyectos de investigación” y “trabajos de campo”.

Gozaba del apoyo de la delegación de alumnos, comprados con una subida casi general de notable a sobresaliente en antropología social, unos viajes (hecho constatado y hoy consumado), un local adicional y acceso a innumerables privilegios dentro de la Facultad, así como inmunidad frente a posibles denuncias por faltas o delitos cometidos, que las hubo.

En diciembre de 2005 realizo una exposición oral en Historia Contemporánea de España. Durante la exposición, hago mención al valor del historiador en conocer el poder adquisitivo de un asalariado en la postguerra española, claramente deficiente para adquirir los productos necesarios para la la supervivencia de una familia. Pues cierta alumna presente, muy “virtuosa”, hace una crítica del todo fuera de lugar, simplista y tan primaria que sonrojaría hasta un alumno de primaria. Interrumpo la exposición oral, y me voy por lo que están imaginando.

En febrero de 2005, la misma alumna de esta “desordenada virtud”, obtiene un aprobado desde la negativa inicial de un profesor que no era miembro de su colectivo.

Al finalizar el curso siguiente, en septiembre de 2006, tenemos nueva “virtud”, la tercera. Partiendo de un suspenso en Latín y Cultura Clásica, esta misma chica, alegando que no conocía la forma de evaluación y en vista de que sólo le quedaba esa asignatura para concluir la carrera e iniciar el doctorado con su querido maestro, deciden darle el aprobado aceptando un argumento que me había sido negado.

Las fotografías provienen de La Voz de Galicia y Diario de Ferrol

Otras anotaciones:

Hacer seguimiento de http://www.udc.es/documentos/actualidade/arquivo3787.pdf