Hay en el corazón humano un gusto
depravado por la igualdad que lleva a los débiles a querer rebajar a los
fuertes a su nivel y que conduce a los hombres a preferir la igualdad
en la servidumbre a la desigualdad en la libertad. (Alexis de Tocqueville)
Cuando para un incompetente profesor universitario los fallos en un
examen —amañado— de una alumna se convierten en "una virtud" y no en un
defecto, retrocedemos a un sistema dominado por la idiocracia, es
decir, los peores y los idiotas al poder. Por el contrario, mediante el
Síndrome de Procusto, los inferiores logran mantener su preeminencia
sobre los naturalmente superiores conservando un inmerecido e
injustificado estatus no adquirible en un sistema meritocrático
objetivo. Esta "endogamia de los peores" representa un claro ejemplo de disgenesia social donde quienes poseen genotipos defectuosos logran imponerse recurriendo a una cooperación entre iguales y otros inferiores contaminando toda la estructura social.
Incapaces de prosperar en un sistema competitivo de auténtica preferencia evolutiva, quiebran el principio de selección natural
para infectar el conjunto social con vectores que propagan sus mismas
características genéticas deficientes estableciendo un círculo vicioso.
De este modo terminan prevaleciendo los fenotipos anómalos que de manera
engañosa son aceptados como correctos adoptando comportamientos
miméticos que enmascaran su ineptitud funcional. El factor dominante que
permite identificar esta depravada comunidad recae en un parasitismo
multiplicativo y la depredación de los recursos, sin ningún tipo de
beneficio para el ecosistema.
Como estrategia de defensa y supervivencia, estos parásitos suelen
recurrir a falacias tales como la diversidad, la discriminación
positiva, el relativismo y la apropiación de un espurio ideario
progresista. Según estos sujetos, conviene tratar como igual a lo que es
diferente, de manera que no hay lugar para el perfeccionamiento
evolutivo en tanto que las características imperfectas, e incluso las
más aberrantes, tienen igual cabida y hasta una prioritaria
consideración. Se pretende con ello perpetuar un orden convergente
encaminado a la aceptación de su propia incapacidad congénita que les
impide contribuir en el desarrollo productivo.
El ser inferior —entiéndase como el sujeto que carece de valores éticos y
morales— logra así que perduren artificialmente unos genes mórbidos que
en un entorno natural serían suprimidos. Y es que por alguna extraña
razón hasta el más idiota quiere perpetuar sus defectuosos genes. La
reproducción de idiotas no encuentra límite, lo cual se representa con
un algoritmo fractal en expansión constante. Ante su incapacidad para
subsistir sin la colaboración de otros, necesitan la ayuda mutua o simbiosis para sobrevivir y multiplicarse, lo que explica la superioridad numérica de los individuos ineptos.
¿No crees que la igualdad, tal como la entienden, es sinónimo de injusticia? (San Josemaría Escrivá, Camino, Carácter, 46)
jueves, 28 de octubre de 2021
Claves sociobiológicas y disgenesia académica
Los santos no han sido seres deformes;
casos para que los estudie un médico modernista. Fueron, son normales:
de carne, como la tuya. —Y vencieron.(San Josemaría Escrivá, Camino, Santa Pureza, 133)
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